Personas del Opus Dei


“Me emociona volver a ver a mis ex alumnos, ya como padres, con valores”

Iván Pittaluga tiene casi 2000 amigos en Facebook, muchísimos de ellos son ex alumnos del colegio Los Molinos, donde trabaja desde hace 25 años. “Lo importante es formar para la vida”, dice.

30 de marzo de 2011

Opus Dei -
Iván es numerario del Opus Dei desde el 5 de marzo de 1978, cuando a sus 17 años escribió la carta pidiendo la admisión. Por estudios es abogado, por vocación, escritor y docente. Pedro Perkins, un ex alumno suyo de Los Molinos y ahora colega en el colegio, lo recuerda por ser optimista y comprensivo: “Te valora por lo que sos. Es muy paciente y siempre remarca los aspectos positivos de sus alumnos”.

En esta entrevista, explica que no eligió ser numerario como lo hizo cuando quiso estudiar abogacía, sino que respondió a un llamado de Dios. No importa lo que haga: si escribir, si dar una charla para padres, publicar en el Facebook, intervenir en Yahoo Respuestas, hacer caricaturas para los del último año o dibujos simpáticos en el pizarrón de 4to grado: siempre sus talentos están al servicio de la educación y la formación de los chicos, pues “es necesario que se hagan valientes y que logren una auténtica relación de amor con Dios”. 

Luego de más de 25 años de experiencia educativa, ¿qué ha sido lo más gratificante? 

Dar clases a los hijos de mis antiguos alumnos. Es como ser abuelo. A mí me emociona volver a ver a mis ex alumnos, ya como padres, con valores firmes en lo fundamental. Es como encontrarte un árbol robusto en el lugar donde, muchos años atrás, había sólo un pequeño brote que por un tiempo te tocó cuidar y regar.

Hace poco publicaste un quinto libro; además de historias de un colegio, de un libro para mejorar en el estudio y otros de historias de santos, este último de aventuras para niños ya fue premiado antes de ser publicado. ¿Qué es lo que te motivó a escribir estos libros?


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En casa había ambiente de lectura y eso fue muy bueno para mí. Mi padre, además, publicó algunos libros y muchos artículos periodísticos, así que desde chico me fui enterando de lo que Daniel Cassany llamaLa cocina de la escritura y también de la alegría que le produce a un escritor ver publicado su trabajo. En el colegio, siempre me interesó mucho todo lo relacionado con Lengua y Literatura y en la secundaria empecé a publicar artículos en “Proa al mar”, el anuario del Liceo Naval. Justamente los cinco años pasados allí (un colegio pupilo) fueron la materia de mi primera novela: “El mundo era una isla”, que va por su cuarta edición. 


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Me interesa contar historias que entretengan pero que dejen esperanza en el lector. Intento dar un trato amable a mis personajes: que tengan humanidad, que no sean una caricatura. Por otro lado, desde hace años trabajo por mejorar mi manera de escribir. La primera lección que aprendí es la importancia de la retroalimentación. Muchas veces uno cree que ha dicho algo de modo claro y resulta que no se entiende o se entiende mal. Si el lector no lo entiende, hay que buscar otro modo de decirlo. Es un poco como la tarea docente, no importa que yo enseñe sino que ellos aprendan. Y eso lleva a tener la humildad de revisar una y otra vez el propio trabajo. 

¿Cómo ves la educación en Argentina en comparación a la de otros países?, ¿qué deberíamos tener como prioridad en la educación de los jóvenes? 


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Es un tema complejo. Señalo un aspecto que me preocupa: el dejar, habitualmente, las responsabilidades para último momento y resolver todo con una sobredosis de esfuerzo al borde del plazo. Eso confunde: no es lo mismo si leo 15 páginas por día durante veinte días que si leo 300 páginas la noche anterior al examen. Puedo aprobar o no, pero lo que es seguro es que la asimilación será superficial y efímera, además de que no disfrutaré nada de esa lectura.  Y esto pasa con todo tipo de tareas. Se pretende sembrar la noche anterior a la cosecha y el resultado es una formación muy deficiente. Creo que los profesores deberíamos pensar estrategias para ayudar a los jóvenes a cambiar ese enfoque, que si se mantiene, en parte es porque funciona, pero no permite construir a largo plazo. 

¿Cuándo y cómo descubriste que Dios te llamaba a la Obra?

Cuando tenía 16 años, unos amigos del colegio me invitaron conocer un centro de la Obra. Yo había tomado la primera Comunión un par de años antes y estaba muy interesado en aprender sobre religión. En mi casa y en el colegio, aunque me enseñaban buenos valores, no me daban formación católica. 

Opus Dei - Su último libro.
Su último libro.

Me encontré un lugar agradable (el centro se llamaba Superí, en Belgrano) donde había mucha gente joven que se esforzaba por vivir su fe. Al principio, mi preocupación era encontrar respuestas a mis dudas, algo muy intelectual.

En las conversaciones que tuve con el sacerdote y con otros amigos,  poco a poco fui entendiendo la necesidad de un trato personal con Dios.  

En algún momento, junto con un compromiso mayor por acercar a otras personas a Dios, empecé a sentir el deseo de pertenecer a la Obra. Después de las vacaciones, el 5 de marzo de 1978, escribí la carta pidiendo la admisión.

¿Cómo explicás a tus alumnos que sos una persona que dedica su vida enteramente a Dios? ¿Es fácil trasmitirlo?

Al trabajar en un colegio donde muchos padres conocen y quieren a la Obra, es un poco más fácil. A los más chicos (doy clases en 4to grado) siempre les llama la atención. Te hacen preguntas, algunas cómicas y otras muy profundas. Alguno viene y te dice: “Vos que sos numerario, ¿podrías rezar por esto?”. 

Con los más grandes (doy otra materia a los del último año), lo que les suele interesar es cómo uno puede saber que Dios lo llama. Están en una etapa de tomar decisiones (qué estudiar, dónde) y a algunos les cuesta mucho decidir.  

En realidad, uno no elige ser numerario como elegiría ser abogado o médico, sino que responde a un llamado de Dios. Los mejores ejemplos están en el Evangelio. Cristo sigue necesitando brazos y a algunos les pide una cosa y a otros, otra; y a todos les da su gracia para responder bien.  

Yo no sé qué es lo que Dios les va a pedir a mis alumnos, pero estoy seguro de que si ven que me esfuerzo por ser coherente,  si me ven contento, será más fácil para ellos entender que una vocación sobrenatural es algo que vale la pena.

¿Qué es lo más divertido de enseñar, de ser profesor?


"Es decisivo ayudarlos a poner los cimientos de la persona que van a ser"
Desde hace años, todos los días, trabajo en algo que me apasiona y que disfruto mucho. Estoy muy agradecido por eso. Si bien hay situaciones puntuales muy divertidas, la alegría de estar enseñando y de tratar con niños y adolescentes, llenos de vida y de optimismo por naturaleza, generan un ambiente en el que es imposible aburrirse. 

Por supuesto, algunas preguntas o situaciones de la vida diaria son muy cómicas. Entre mil anécdotas, puedo contar un diálogo con un chico de 6 años, recién ingresado al colegio. Le pregunto: ¿cuántos años me das? Me mira desde “allá abajo” y me dice: “Noventa”. Un poco sorprendido, protesto: “Pero… ¡cómo noventa!”. El chico se disculpa: ¡Es que sólo sé contar hasta noventa!

¿Cuál consideras que es el mayor reto de enseñar a jóvenes adolescentes?

Darles una adecuada idea de lo que consiste el éxito en la vida, porque reciben muchos mensajes que los desorientan. Está bien que desarrollen todas sus potencialidades intelectuales, que aspiren a trabajos importantes e influyentes, pero es decisivo ayudarlos a poner los cimientos de la persona que van a ser y de la familia que van a formar. 


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En algunas situaciones, eso les  llevará a decisiones a contracorriente del  ambiente, así que también es necesario que se hagan valientes y que logren una auténtica relación de amor con Dios.

Biografía en información sobre fieles del Opus Dei que fallecieron con fama de santidad.
El espíritu del Opus Dei —santificar el trabajo y las circunstancias ordinarias— es desde 1928 un camino de encuentro con Dios. La Iglesia está estudiando la vida de algunos de sus fieles que fallecieron con fama de santidad. Esas vidas son un ejemplo para muchos cristianos que acuden a su intercesión

CONTENIDOS DE LA SECCIÓN
MONS. ÁLVARO DEL PORTILLO
Madrid, 1914 — Roma, 1994.
GUADALUPE ORTIZ DE LANDÁZURI
Madrid, 1916 — Pamplona, 1975.
ISIDORO ZORZANO
Buenos Aires, 1902 — Madrid, 1943
MONTSE GRASES
Barcelona, 1941 — 1959.
EDUARDO ORTIZ DE LANDÁZURI
Segovia, 1910 — Pamplona, 1985.
ERNESTO COFIÑO
Guatemala, 1899 — 1991.
JOSÉ MARÍA HERNÁNDEZ GARNICA
Madrid, 1913 — Barcelona, 1972.
TONI ZWEIFEL
Verona, 1938 — Zürich, 1989.
MATRIMONIO ALVIRA
Tomás Alvira (Zaragoza, 1906 - Madrid, 1992) y Paquita Domínguez (Huesca,1912 - Madrid, 1994)
ENCARNITA ORTEGA
Pontevedra, 1920 — Pamplona, 1995

















There be Dragons: película sobre el Fundador del Opus Dei, de Roland Joffé.

La vida de Juan Pablo II en 5 minutos.

Adoración al Santísimo Sacramento en vivo. Haga Click en el botón Play!

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